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martes, 26 de mayo de 2020

El modernismo en la literatura puertorriqueña: Sus máximos exponentes .

  Las últimas décadas del siglo XIX fueron épocas de mucha actividad política , de espacios bien demarcados por las ideologías , al mismo tiempo surgían las grandes invenciones: el tren, el telégrafo, los inicios del teléfono, se multiplicaron las fábricas, publicaciones literarias gracias a imprentas más ágiles y accesibles. Sin duda alguna fueron tiempos alentadores para el espíritu y las ideas, en que se observaba el surgimiento económico y la expansión política. La modernidad fue uno de los eventos que marcó los ascensos e incrementos en la clase burguesa y, en definitiva, Hispanoamérica estaba desarrollándose como una entidad propia. Es decir, libre e independiente . No obstante, en Puerto Rico la situación fue diferente. Luego de la Guerra hispano-cubana -norteamericana, Puerto Rico fue cedido a Estados Unidos como botín de Guerra, esta situación trastocó las relaciones de la isla con el resto de Hispanoamérica y España. Sin embargo, los puertorriqueños que estudiaron en Francia mostraron un marcado interés en la poética francesa y tradujeron. A su vez se influenciaron estéticamente con las tendencias artísticas de la época y lo reflejaron en su propia producción. Por lo tanto, el cambio político tan dramático no detuvo las corrientes estéticas que se iban alejando del romanticismo , naturalismo y realismo , y que se dirigían hacia las tendencias parnasianistas, simbolistas e impresionistas tan en boga para ese entonces. No obstante, los modernistas puertorriqueños, aunque sí trabajaron el exotismo, no se alejaron mucho de la patria. Luis Llorens Torres, uno de los precursores y modernistas más reconocidos en Puerto Rico, recrea pictóricamente las Antillas , proyecta una visión panorámica de un paisaje muy pintoresco y ensalza los elementos particulares de cada país antillano con un elevado preciosismo en “Canción de las Antillas”. Este amor por las Antillas lo demuestra en la Revista de las Antillas (1913), organismo que dirigió y en el que se promulgó la estética modernista. El periódico Puerto Rico Ilustrado fue otro de los órganos del movimiento, cuyo periodo cumbre lo tuvo entre 1913 – 1918. El modernismo fue un movimiento diferente al hispanoamericano en la isla de Puerto Rico. A pesar que Rubén Darío modelara este movimiento a través de América latina, el mismo no provocó el mismo efecto en la isla, pues la situación histórica que atravesaba Borinquén le dio el pie forzado a lo que hoy día se conoce como el criollismo, y que las características de este más tarde se infundiera por todo América. No cabe duda que el nicaragüense Rubén Darío, fue el precursor del Modernismo en Latinoamérica. Pero a pesar de la influencia que este movimiento tuvo en sus años de duración, 1880 al 1920; la estética que tomaría en la isla de Puerto Rico no corresponde a la estética dominada en los países de habla hispana. La razón principal de esta discrepancia lo fue el drástico cambio que sufrió la isla en el 1898, cuando España pierde la soberanía de Puerto Rico y la entrega a Estados Unidos como botín de guerra. Esta situación engendró una crisis de identidad nacional y cultural en los puertorriqueños, que impulsó la escritura criollita en la isla. Este Modernismo criollita floreció, mayormente, gracias a La Revista de las Antillas y Puerto Rico Ilustrado, espacio en el que se dan a conoce los escritos en los ambientes literarios. El modernismo en Puerto Rico tuvo su mayor apogeo entre los años 1913 hasta el 1918, y a diferencia de los países Latinoamericanos, se aleja del exotismo y la superficialidad dando énfasis, como anteriormente mencionamos, a la identidad nacional y al universalismo. Este aire de criollismo que se desarrolló en la poesía puertorriqueña obtuvo popularidad ante el ojo público de todos los niveles, al punto de ser conocido como uno de los iniciadores de la poesía impregnada con ideales independentistas en América. Quien fuera el legítimo iniciador del modernismo en la isla fue Luis Llorens Torres (1878-1944), y quien ha sido considerado como un hombre ilustre en nuestra literatura. Estudió en España y también fue el pionero de los movimientos; Pancalismo y el Panedismo. Algunos de los escritos de Llorens mencionaremos en orden cronológico: Velas épicas (1911), Canción de las Antillas (1913), Sonetos sinfónicos (1914, época en la que se caracteriza por su estética modernista), Alturas de América (1940) y Voces de la campana mayor (1964). Uno de los poemas donde podemos apreciar el criollismo lo es, Cuando salí de Collores. En este poema Llorens describe el momento que el deja su hogar en Collores para ir a la ciudad; “Adiós, malezas y flores de la barranca del río, y mis noches del bohío, y aquella apacible calma, y los viejos de mi alma, y los hermanitos míos.” Recordemos que una de las cosas que el criollismo exalta es lo propio de la isla, en una búsqueda de identificar quienes eran como pueblo, qué los diferenciaba de los nuevos colonizadores (Estados Unidos). En su poema presenta el paisaje de los campos, que, aunque abrumado por la melancolía del momento sigue siendo uno ensalzado con belleza, acentuado con las costumbres de esos tiempos. “La última vez que volvía los ojos, vi el blanco vuelo de aquel maternal pañuelo empapado con el zumo del dolor. Más allá, humo esfumándose en el cielo.” El poema es uno de tono nostálgico, en el cual , el narrador reflexiona sobre su hogar y su vida en la ciudad, la desilusión que la vida urbana le presentó: “Ay, la gloria es sueño vano. Y el placer, tan sólo viento. Y la riqueza, tormento.” Finaliza con el ardiente anhelo de regresar a su bohío, palabra que se usaba en la isla para referirse a una casa o chosa de campo. Una vez más podemos notar el criollismo marcado en sus escrito, al usar utilizar en su lenguaje, palabras naturales de la isla como; bohío, jaquita o jaca. Pareciera un llamado a volver , a regresar a las raíces de las cuales salimos. Por otro lado, vemos una de las figuras más importante de la prosa modernista en Puerto Rico, Miguel Meléndez Muñoz (1884-1966). Aunque muchos lo catalogan dentro del género del realismo criollo, sus escritos se desenvuelven dentro de la forma del modernismo. Entre sus obras más reconocidas están; Retazos (1905), la famosa novela Yuyo (1913), Retablo puertorriqueño (1941) y Cuentos y estampas (1953). Otro escritor de la prosa modernista, y del cual ya hemos hablado en pasado lo fue Nemesio Canales, quien fuese compañero de abogacía de Llorens Torres. Se destaca su libro Paliques(1913), con una amplia recopilación de ensayos propios de Nemesio, donde la gran mayoría son de recio carácter crítico. Un buen ejemplo de esa crítica lo es el ensayo, Policías y macanas, que se encuentra en su libro Paliques: “Y si esto es así, ¿no cometemos una tremenda inconsecuencia al quejarnos de uno de la policía porque machacó en San Juan la cabeza de un caballero, siendo así que hemos sido nosotros los que hemos puesto al guardia la macana en la mano, haciéndole por fuerza contraer el feo hábito de triturar cabezas?” (Paliques, pág.162) Vemos aquí como Canales trata un tema común en Puerto Rico, del cual podemos apreciar la corriente del criollismo en la isla. Entre sus ensayos se encuentran; Nuestro machismo (del cual habla sobre la mujer , defendiéndola del maltrato del hombre y hace una defensa y denuncia sobre su posición en ese momento histórico. , y El Optimismo y el Pesimismo (1920), que comienza con una crítica a los poetas del momento con el sencillo y sustancial lenguaje que distingue sus escritos: “Una de las grandes majaderías que cometen casi siempre casi todos los poetas menores, y hasta los mayores, es la de lamentarse de que la vida no sea tan arregladita y bonita como ellos la desean.” A pesar que Puerto Rico no se rigiera por las estéticas modernistas modeladas por Rubén Darío, los escritores criollos nunca perdieron de vista los temas universales. Nemesio también escribió una obra de teatro llamada, El héroe galopante, no obstante, el género del teatro no gozó de atención en esta época del modernismo, aunque cabe mencionar la obra teatral de Llorens Torres. Por otro lado, y aportando su grano al movimiento literario, es vital mencionar el Vanguardismo de Luis Palés Matos (1898-1959), y su poemario Tuntún de pasa y grifería. Poemario que recibió premio en el 1937 por el Instituto de Literatura Puertorriqueña. Palés Matos es ampliamente reconocido por el uso de la onomatopeya en sus escritos, acompañados por anáforas y la alteración. Este estilo llevó sus escritos a una transición de modernismo a uno de vanguardia. Su inspiración traída de la infancia en Guayama lo hace (casi) precursor de la poesía negroide. Sus poemas están impregnados con la cultura africana que se arraigó en Puerto Rico desde tiempos de la colonización española. A continuación, un exquisito y famoso, ejemplo de su talento, el poema Majestad Negra: “Por la encendida calle antillana va Tembandumba de la Quimbamba. Rumba, macumba, candombe, bámbula, entre dos filas de negras caras.” Comenzando el poema se puede apreciar el uso de la onomatopeya al tratar de imitar el sonido del tambor, “Rumba, macumba, candombe, bámbula”, instrumento primordial de la cultura y religión africana que se desarrolló en la isla. Podemos además percibir el acostumbrado tono sensual que Palés utiliza en sus poemas; “Culipandeando la Reina avanza, y de su inmensa grupa resbalan meneos cachondos que el gongo cuaja en ríos de azúcar y de melaza. Prieto trapiche de sensual zafra, el caderamen, masa con masa, exprime ritmos, suda que sangra, y la molienda culmina en danza.” “La Reina avanza”, habla del personaje mencionado al principio del poema, “Tembandumba”. “...inmensa grupa resbalan”, describe sus anchas caderas de la mulata caribeña que al caminar se menea y sus muslos rozan “masa con masa”. Este poema es una exaltación a la cultura antillana, su mujer y los ritos al ritmo del tambor que narran la historia dura de la raza negra con un toque de sensualidad. Otro poema popular de Palés Matos lo es la Danza Negra. Éste a llegado a ser parte de los carnavales de las costas Borinqueñas donde se desarrolló la Bomba puertorriqueña; el poema esta integrado como canción al momento de la presencia de los vejigantes huyendo de la muerte. Nuevamente y como emblema de su escritura, vemos los tambores sonar a lo que parece ser un rito religioso: “Calabó y bambú. Bambú y calabó. El Gran Cocoroco dice: tu-cu-tú. La Gran Cocoroca dice: to-co-tó.” El escritor narra como una especie de encanto que describe como, “Es la danza negra de Fernando Poo”. Además hace mención de la religión africana el mariyandá, y al igual que Majestad Negra, hace mención de algunas islas Antillanas como, Haití, Martinica, Jamaica, Cuba, entre otros. No era extraño, nombrar estas islas pues la fama de Palés recorrió las Antillas y parte de América del sur como, Colombia, Panamá, Uruguay, Ecuador y Venezuela. De otra parte, Cabe hacer mención de José I. de Diego Padró (1896-1974), quien al igual que Palés, fue un poeta de vanguardia que utilizaba la onomatopeya como parte de su estilo. De estos dos poetas nace un ismo dentro de la literatura puertorriqueña conocida como Diepalismo. Utilizando el primer apellido de ambos poetas Die (de Diego) y Pal (de Palés), el Die-pal-ismo propone utilizar el onomatopeya para describir aquello que con palabras no es posible describir y que perdería encanto o sentido, si se intercambiara con descripciones. Ambos escritores publicaron en El imparcial, el poema Orquestación diepálica, dándole inicio al movimiento en el año 1921. Con el pasar del tiempo a éste movimiento se añadió Emilio R. Delgado (1904-1967). El modernismo fue un movimiento que obtuvo una extensa cantidad de escritores, seguidores qu, tal vez no obtuvieron la fama de los antes mencionados, pero su trabajo no quedo totalmente oculto. Se debe distinguir a Jesús María Lago (1873-1927), quien fuese poeta modernista, músico y pintor. Uno de sus trabajos tardíos dentro del modernismo lo fue, Cofre de Sándalo (1922). Otro fue José de Jesús Estévez(1881-1918), con su trabajo Rosal de amor (1917); Antonio Pérez Pierret (1885-1937), el único tomo que publicó pero que fue sumamente importante en el movimiento modernista, Bronces (1914). Antonio Nicolás Blanco (1887-1945), y sus obras, El jardín de Pierrot (1914), Y muy sencillo (1919) y Alas perdidas (1928). La lista de escritores modernistas de Puerto Rico es larga. Escritores como: Enrique Zorrilla, Gustavo Fort, Rafael Martínez Álvarez, Vicente Rodríguez Rivera, José Yumet Méndez, Manuel Osvaldo García, Rafael H. Monagas, Joaquín Monteagudo, Arturo Gómez Costa, Francisco Negroni Mattei, Evaristo Ribera Chevremont, Rafael W. Camejo, José J. Ribera Chevremont, en especial, Virgilio Dávila (1869-1943). Puerto Rico fue cuna del modernismo criollo que marcaron he hicieron parte de la cultura que hoy día estudiamos. Finalmente cabe concluir este breve acercamiento al modernismo con lo siguiente.La mirada modernista supuso un cuestionamiento formal y una reafirmación sobre la identidad y el vernáculo que se verán engrandecidos en las vanguardias que le suceden. Ya en el modernismo se manifiesta una literatura madura que se autodefine como “puertorriqueña”, pero que al mismo tiempo se impregna de rasgos universales al integrarse en el diálogo estético con diferentes países hispanos.

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