La noche es una mala palabra
Escribo porque duele menos
que esta lágrima triste y moribunda
la que hiriente recae una y otra vez
sobre mis labios sedientos,
¿Oh es tu ausencia en el verso
lo que me sostiene?
Hoy, la noche es una mala palabra
y tus labios y tu lengua se han disuelto
en el extraño casi amargo sabor de este Marbec
este vino tinto, discreto, concupiscente
bañado por un sudor extraño desavenido,
¡Llámale como quieras en tu silencio!
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