Como saltan las palabras
en un triste aguacero de mayo
o en el anden de un tren yendo para Bayamón
cualquier día, y en cualquier instancia
en que las mujeres pendencieras,
esas, las que viven sin vivir las vidas ajenas
¡pobrecitas todas ellas!
Las que se dan golpes de pecho
como si fueran santas
y no son más que arpías
sin vidas propias…
Desde su ventana y sin mirarse al espejo
me juzgan, sin saber tu nombre…
aunque se lo inventan…
y se preguntan quién será el susodicho…
Entonces se expresan sobre mí
sin saber, si es que me quedó la vergüenza
que si no tengo un poco de dignidad o quien
sabe que más
Se preguntan…
si fue que se me quedó por descuido
en los bolsillos de cualquier vestido
que llevaba puesto…
Y para ello tengo respuestas…
me quedo sin palabras y me digo a mí misma
es que ellas, las arpías quieren ser como yo…
¡Pero no pueden con el empuje!
Doris Melo.
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