La tarde dubitabunda, bostezante
vagabundea, entre fugaces muertes sin memoria
deshasiéndosem en aromas de albahaca
en la vasta desnudez de los sentidos.
Entre armonías perdidas,
trazos de silencios convertidos en palabras,
sutiles líneas de zafiro y amatista,
encadenadas a un mar de cicatrices inmunes...
¡Oh dolor de ébano que ha perdido la memoria!
¡Teseo de regiones encantadas
redime y desata la caricia que sonroja!.
Cuerpos se otoñan en arrebatos de sábanas violentas
bajo las delicias de un encaje de certezas,
que disfrazados de ocasos,
lucubran escapadas
entre crisis de plateados placeres.
Pasión de púrpura madura...
párpados de dunas sordas,
oníricos mundos de sueños
entre el abismo de un aire melancólico.
Doris Melo Mendoza. dic 2010
Del libro: Rasgando la memoria
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