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martes, 23 de junio de 2020

La literatura pre-colonial en Puerto Rico.

 

 

 

 

 

Literatura Pre-colonial en Puerto Rico.

             Lo que conocemos hoy como historia es gracias a personas que se dedicaron a aprender el dialecto y creencias de los arahuacos para inmortalizar la memoria de esta raza en un idioma que podemos entender. Personas que se dedicaron a estudiar la flora, fauna, clima, habitantes y los eventos (aunque no admirables) que se desarrollaron en nuestra isla. A continuación veremos quienes fueron algunas de esas personas, qué hicieron y parte del resultado de sus escritos.

 

Se puede decir que la literatura puertorriqueña no comenzó por los primeros isleños, los taínos descendientes de la cultura arahuaca, sino por los colonizadores europeos quienes se tomaron la tarea de redactar los misterios del nuevo mundo. Aunque algunos estudiosos afirman la existencia de un alfabeto taíno sofisticado que abriera paso a nuevos horizontes, en cuanto a nuestra historia se trata, no obstante solo se puede discutir de lo que se nos ha dado a conocer como sociedad. En cuanto al génesis de Puerto Rico, lo sabemos por la labor de fray Ramón Pané quien, por mandato del Almirante Cristóbal Colón realizó la ardua tarea de aprender el idioma arahuaco y escribir todo cuanto creían y hacían estos indios. Sus cartas trataban una narración objetiva de los ritos y creencias de nuestros ancestros; sin embargo se puede notar ciertas frases como “creencias e idolatría de los indios” (Pané 1), que para mi son un tanto jocosas considerando el hecho de que su trabajo era de carácter oficial y no personal, acentúan su aspecto religioso y su visión hacia los isleños. Aún así los escritos de Pané no tratan con desprecio a los indios, sino como simples ignorantes de la verdad que no conocen su pasado; “Como los indios no tienen escrituras, ni letras, no pueden dar buena información de lo que saben acerca de sus antepasados, y por esto no concuerdan en lo que dicen, y menos se puede escribir ordenadamente lo que refieren.” (Pané capítulo v). Gracias a estos escritos conocemos algunas de las mitologías arahuacas, los ritos que hacían y cómo celebraban sus ceremonias. Destaca mencionar una de las ceremonias que estudiamos aun estando en escuela primaria; esto es el areyto. Trata de un evento donde la tribu se  reunía para cantar al son del mayohavau (que no es otra cosa que un tambor de madera hueca por dentro), cánticos épicos que toda la tribu conocía. Estos cánticos narraban tiempos antiguos e increíbles historias sobre caciques y héroes ancestrales que lograron grandes hazañas, sus batallas y genealogías. Estos cánticos eran acompañados de bailes al ritmo del mayohavau. Gracias a estos escritos conocemos un poco más a fondo nuestra cultura. Bien, no todos los escritos existentes sobre el nuevo mundo y sus habitantes son realistas. Las cartas de don Cristóbal Colón hacia los reyes de España relata un paisaje un tanto fantástico e irreal de las nuevas islas. En parte, no convenía a Colón desplegar la realidad de lo que había descubierto a una realeza que esperaba un paisaje mas rico (en cuanto a minerales y piedras preciosas) y sofisticado, tal vez un toque más europeo. Con el inicio de  la conquista del nuevo mundo comienza lo que hoy conocemos como los cronistas de Indias.  Estas crónicas tratan de plasmar de manera objetiva todo cuanto se pueda percibir del occidente; la vegetación, los animales, sus habitantes, etc. El resultados de estas cartas de relación son una extensa, rica y variada compilación de documentos que informan detalladamente el estado de Borinquen y sus islas vecinas. Entre estas obras se encuentra la de Gonzalo Fernández de Oviedo, quien fuese militar, botánico, escritor, etnógrafo y colonizador español. Don Fernández de Oviedo fue uno de los primeros cronistas de India, su obra de mayor resonancia, Historia general y natural de las Indias, abarca una amplia gama de la vegetación caribeña, las costumbres de sus habitantes, hasta los insectos. Pero principalmente describe el descubrimiento y el proceso de colonización de las Indias americanas.

            Parte de estos cronistas de Indias (y no menos importante) se encuentra el italiano Pedro Mártir de Anglería, quien fuese un cortesano humanista designado miembro del Real y Supremo Consejo de Indias; Fray Ramón Pané del cual hablamos anteriormente, y el famoso Bartolomé de las Casas, teólogo, fraile, filosofo y escritor. Las Casas se encargo de plasmar testimonios sobre el descubrimiento, conquista y colonización de las Indias, recolectar documentos y crear informes detallados de nuestra isla Borriqueña. A sus treinta años decide  defender a los nativos por lo cual se le conoció como el defensor de los indígena. Además de las crónicas, y como parte de los documentos más antiguos de Puerto Rico, se encuentra la poesía épica de Juan de Castellanos. En su escrito Elegías de varones ilustres de Indias, relata una detallada relación de la colonización del Caribe, las fundaciones de ciudades y descripciones de la cultura indígena. En dicho escrito, Castellano le dedica la elegía VI a Juan Ponce de León. Ya para los siglos XVI al XVIII se comienzan a consolidar los territorios caribeños en colonias  y esto provoca una producción literaria involuntaria de parte de los criollos y oficiales al servicio del rey. Documentos que buscaban narrar lo más detallado y objetivo posible los eventos que sucedían en la isla. Entre estos escritos se encuentran cartas (personales y oficiales), memorias, mapas y todo tipo de documentos de índole histórico, evitando así la fantasía y lo estético pues era de suma importancia la veracidad de lo que acontecía. Entre estos documentos se encuentra un informe titulado Relación circunstanciada del actual estado de la población, frutos y proporciones para fomento que tiene la Isla de San Juan de Puerto Rico, redactado por Alejando O’Reilly quien fue nombrado mariscal y enviado a Puerto Rico durante el segundo término del siglo XVIII. En el informe O’Reilly hace mención del actual estado de Puerto Rico; la crisis socio económica pues apenas existía el comercio entre la isla y España, la pésima condición defensiva y militar y el contrabando que era el motor de la escasa economía puertorriqueña.


            Durante esta producción literaria debemos mencionar al primer Obispo de Puerto Rico, don Bernardo de Balbuena, quien fuese gran poeta de la época. Aunque una buena parte de su producción literaria  fue escrita en la isla, no tenemos mucha información de tales escritos pues su librería, ubicada en la isla de San Juan, fue quemada en uno de los ataques holandeses en el siglo XVII. Poco después de éste evento el Obispo muere en la isla.

            Otra producción literaria de suma importancia para Puerto Rico fue, Historia geográfica, civil y natural de la Isla de San Juan Bautista de Puerto Rico, escrita por fray Íñigo Abbad y Lasierra,  siendo él el secretario y confesor del Obispo Manuel Jiménez Pérez durante su estadía en la isla la cual duró unos diez años aproximadamente. Aunque la obra fue publicada primeramente en España, se considera the first modern historical work on Puerto Rico (la primera obra histórica moderna de Puerto Rico [summary,. Library of Congress]).

            Demás esta decir que su trabajo literario en Puerto Rico es vital para nuestra literatura e historia. Como es natural, en Puerto Rico se desarrolla una tradición folklórica literaria influenciada por los criollos provenientes de diferentes nacionalidades; taína, española, africana, entre otras. Esta rica mezcla de culturas también es impactada por las circunstancias de la isla; entre ataques, pobreza, el desarrollo urbano, la escasa educación y la mezcla de idiomas; hay que añadir el choque de creencias espirituales y ritos. El resultado esta impregnado en la cultura puertorriqueña. La décimas como Canto a Puerto Rico, decimillas, aguinaldos tales como Canta gallo, Como el coquí; romances y romancillos, coplas, fiestas y muchas otras actividades. La famosa poesía negroide hace eco en la voz de Juan Boria; Majestad negra, Soy bongosero,  ¿Y tu agüela aonde ejtá? son solo alguna de ellas.

            Las adivinanzas, cuentos y refranes que aun en nuestros días resuenan en la boca de nuestra gente. Los cantos infantiles tales como; Arroz con leche, Brinca la tablita, La linda manita, Mi escuelita, Naranja dulce y Palomita blanca son unos pocos de las cantos que han llegado a nuestros días. Otros cantos infantiles son parte de juegos en el patio de las escuelas elementales; Chequi Morena, Tun-tun, 1 2 3 pescao’ y La tierra de Puerto Rico.

 
Ha sido una larga travesía la que ha formado nuestra sociedad borriqueña. Gracias a todas aquellas personas que se dedicaron a la ardua y extensa tarea de plasmar en papel todo cuanto vieron y aprendieron, podemos ver que el puertorriqueño ha sido formado por el fuego y ha resultado en ser de gran valor. Aun nos falta refinarnos en algunas áreas y entiendo que parte de ese crecimiento va de la mano con nuestra literatura porque, ¿qué pueblo ha de echar para delante si no conoce de dónde vino o cómo llegó aquí? Nuestra historia está ampliamente escrita, solo falta estudiarla. La literatura ha sido uno de nuestros fundamentos como pueblo, aun antes de llamarse Puerto Rico

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