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martes, 23 de junio de 2020

Gustav Klimt un pintor adelantado para su época: La evolución y manifestación del erotismo en sus pinturas.

 

 
 


El psicoanálisis nació en Viena. Era la época del entonces afamado Freud, en la que se respiraba una atmosfera cultural, se sentía una fascinación por la enfermedad mental y los problemas sexuales, nunca antes visto en el mundo occidental. Esta atracción, deslumbramiento se extendía a toda la sociedad incluso en la Corte que dominaba la vida social en Viena.

Richard Von Kraff –Ebing, profesor de psiquiatría fue quien por primera vez dio el nombre de paranoia a sus informes cíclicos sobre la patología sexual. Mostrando de un modo gráfico, las diferentes formas en las que podía manifestarse la pulsión sexual. Todo esto sucedió unos años antes que Freud emprendiera sus estudios sobre el sexo. Su obra más importante, Psicopatía sexual (1886), con la que revolucionó las ideas sobre las perversiones sexuales, tema ignorado por los científicos en ese momento. Con ello Freud despenalizaría las perversiones.


Nos hemos aproximado a todo lo antes mencionado, puesto que es parte del contexto histórico en cuanto a lo que sucede en el ambiente de la ciudad de Viena, espacio y tiempo en que se inserta Gustav Klimt y su pintura, obstinada en los temas relacionados con el erotismo.


Gustav Klimt (1862-1918) afiliado al simbolismo austriaco, fue uno de los más conspicuos representantes del movimiento modernista de la Secesión vienesa. Pintó lienzos y murales con un estilo muy personal y ornamentado. Estilo que manifestó también a través de objetos de artesanía, como los que se encuentran reunidos en la galería de la Secesión vienesa. Intelectualmente manifestó su interés a cierto ideario romántico. Encontró en el desnudo femenino una de sus más recurrentes fuentes de inspiración.


En sus dibujos existe el predominio de la inocencia, el erotismo, la seducción y hasta la fragilidad. Klimt fue capaz, de expresar en la sencillez de sus dibujos y bocetos, una face de su obra que para muchos resultaba hasta hace poco desconocida.


Este artista, fue en su tiempo, lo que hoy llamaríamos un verdadero transgresor  y su importancia en el arte sienta precedentes, el haber logrado en sociedades como Francia, Inglaterra, Alemania y Rusia, que su arte fuera reconocido como Art Nouveau , el mismo revolucionó todos los conceptos que sobre el arte se tenían.

En la Viena de Francisco José Y Sissí, la pintura de Klimt no podía triunfar, puesto que él era el pintor del escándalo. Así lo miraba la sociedad clasista de esta época. A la cual él se resistía como veremos más adelante .

Las tres grandes pinturas que le encomendaron en ese entonces a Klimt para la fiestas, serían, las que provocarían más tarde el escándalo y un gran alboroto. Situación que obligó a Klimt a crear un movimiento en el cual se unieron otros pintores, que como él buscaban la libertad en sus creaciones. Es la palabra secesión la que da nombre al movimiento que el artista encabeza a partir del 1897.



No obstante el escándalo y el rechazo provocado por las tres grandes pinturas, Klimt reusará adecuarse a las convenciones académicas, y se apartará paulatinamente del gusto del público y de aquello que le habría reportado fama y dinero.


De manera que la Viena cosmopolita, es a su vez la que atrae a una docena de nacionalidades integradas de su imperio y que tiene en Klimt, a su máximo retratista femenino. Entre ellas: Adele Balnch, Bauer, Emilie Floge, Margaret Stonborough, Witgenstein, entre otras. Es la misma en que se editan las revistas Ver Sacrum, que Klimt ilustra y Die Fackel ( La antorcha), que dirige y redacta el polemista Karl kraus.



Gustav Klimt, no tuvo predecesores y tampoco tendría sucesores. Su estilo resultaba difícil de describir; acuoso como el de Toulouse- Lautrec, con el atractivo del de Gustave Moreau y el hieratismo glacial de los mosaicos bizantinos.


Sus obras están dotadas de una intensa energía sensual, reflejada con especial claridad en sus numerosos apuntes y esbozos a lápiz. En cierto modo herederos de la tradición de dibujos eróticos de Rodin e Ingres. Todo esto, a pesar de ser rechazado de parte de los academistas en la alta sociedad vienesa. No obstante todos los escándalos relacionados con sus desnudos , Klimt se convirtió en un personaje muy importante en la alta sociedad vienesa, y estuvo relacionado con los más notables intelectuales del momento, en una época en la que Viena estaba dejando de ser la capital mundial del arte.


Los años de formación de Klimt coinciden con los grandes proyectos constructivos, privados y públicos, y sirven de modelo para toda una generación de artistas plásticos que plasmaron sus ideales del historicismo ecléctico dominante en la Viena de los años setenta y ochenta del siglo XIX.


Para esa época Klimt colaboraba en las pinturas del techo de las escaleras de Burghteater en la decoración del majestuoso Kunthirstoriches Museum. Sin embargo, en los frescos del Aula Magna de la universidad fueron criticados y serían luego juzgados escandalosos por su erotismo.




En esa fecha un grupo de 40 artistas plásticos (arquitectos, pintores, grabadores, ilustradores diseñadores y escultores, presididos por Gustav Klimt se reunieron finalmente para formar “la Secesión”, un movimiento que irrumpiría contra la conservadora Academia Imperial de las Artes Plásticas.


Cofundador de la “Sezession”, Klimt “declaraba la guerra a la rutina estéril” con renovadas concepciones artísticas que acercaban a la naturaleza, fundiendo el acero industrial como reacción sensible.

Según la crítica, Gustav Klimt, fue entre otras cosas, el orfebre abstracto, naturalista, ornamental, caligráfico, ondulante, bíblico, mitológico, asimétrico, frontal, anguloso, serpenteante, simbolista y voluptuoso; que llegó a cultivar provocadoras alegorías sobre fondos de cortinas.

Por otro lado, gran parte de la crítica, coincide  en cuanto a la forma y estructura de la obra de Klimt ,señalando, que su obra demarca las perspectivas frontales, supera el hieratismo con el color de la piel, ovillando cuerpos que se enroscan en masas de la existencia humana. Además refieren que, Gustav Klimt es el imán que representa, la belleza, el hedonismo, la amalgamada elegancia austriaca y la sensualidad orientalista.


En 1897 irrumpe en la vida de Klimt otra de las protagonistas innegables de aquellos años, considerada la mujer más hermosa de Viena, la ambiciosa y altiva Alma Schindler. Sin embargo esta relación duraría poco debido a que la escandalosa vida del artista arruinó la relación y  Alma, hija e hijastra de eminentes pintores, conoce a Gustav Mahler, una de las más envidiadas luminarias musicales de la época, con quien contrajo matrimonio cuatro meses más tarde.


De otra parte, “Judith”, una mujer que emerge como una maliciosa premonición del oro tapizado. Las veladuras y transparencias se abren a la erótica piel, evocadora y delirante, perfilando así, su nacarado contraste en el fulgente fondo plano de escamadas floras micénicas. Poderosa y altiva, la heroína se impone. Su cuello elegante con el brillo de su gargantilla, nos seduce con su explicita mirada inquisitoria.




La misma Viena que fue testigo artístico y social de Klimt, es igualmente la ciudad del exacerbado antisemitismo ,que asiste a la ascensión y caída de Mahler en 1907 y que futiga sin piedad la mayor parte de sus composiciones, así como las de sus protegidos.


Alrededor del 1900, Klimt visualiza el advenimiento de una nueva estética, y promueve una pintura radical que reniega del academicismo naturalista y se burla de las convicciones de la representación tradicional.


En 1908 Klimt pintó una combinación de óleo en otro magistral retrato de Adele Blach Bauer, la esposa de un acaudalado empresario judío. La obra fue secuestrada por los nazis y recuperada al finalizar la segunda guerra mundial pasó a ser patrimonio del Estado de Austria por legado de la propia Adele Blach Bauer y exhibido por décadas como icono del Museo de Viena.


El simbolismo imaginativo del Klimt se desarrolla dentro de los márgenes de la tradición, pero las imágenes escapan de las profundidades de la forma, para dibujar extraordinarias visiones figurativas.


Esperanza y Esperanza II recuperan la atrevida morbidez y sexualidad de la maternidad. Tal vez, en la irrefrenable libertad gráfica de Klimt se encuentren profundamente sus raíces las elementales figuraciones de otro pintor de su época Egon Schiele.


La impúdica efectividad de sus dibujos lineales y la variedad de matices tonales llaman la atención y distinguen el erotismo moderno, de Toulouse – Lautrec a Picasso. 
Klimt además fue retratista y paisajista, el cual integra a sus composiciones eróticas.

Los retratos de Fritza Riedler o Adele Bloch son pretextos para la fantasía sensible de Klimt, en las que elaboradas pirámides. Donde se funden el color y la estructura compositiva, con el rostro apenas esbozado de la modelo que pierde cualquier identidad psicológica.  
De igual manera ya hemos comentado que Klimt fue un paisajista perspicaz de naturalezas intemporales, que asalta con su mirada propia un género definido por la tradición pictórica. En uno de los pocos textos autográficos que se conserva, Klimt escribió:
“Estoy convencido de que no soy una persona especialmente interesante. No hay nada especial en mí. Soy pintor, alguien que pinta todos los días de la mañana a la noche. Figuras, paisajes; de vez en cuando, retratos. Las palabras, habladas o escritas, no me salen con facilidad, especialmente cuando tengo que decir algo sobre mí mismo o sobre mi trabajo. Si alguien quiere descubrir algo en mí puede contemplar atentamente mis pinturas y tratar de descubrir a través de ellas lo que soy y lo que quiero”.
Ya para el 1913, Klimt experimentaría un profundo cambio; los fondos dorados y los motivos geométricos dieron paso a las curvas, los arabescos y a las construcciones un tanto nubosas que se asemejan a las de Matisse. Sin embargo, el hombre poco interesante será uno de los creadores más originales de las primeras décadas del siglo XX, como demuestra su biografía.
El 11 de enero de 1918 Gustav Klimt sufrió un ataque de apoplejía que le dejó medio paralizado; fue trasladado a un sanatorio y el 3 de febrero se le llevó al Hospital General de Viena, donde falleció a las seis de la mañana de l 6 de febrero. A consecuencia de una neumonía.
En sus dibujos, el erotismo ha quedado plasmado de forma evidente en ese conjunto de mujeres eróticas sensuales,  deshinibidas misteriosas ancianas, embarazadas, distantes y cautivadoras mujeres de Gustav Klimt. La mayor parte de los dibujos son desnudos con un carácter fuertemente eróticos en los que el artista muestra el proceso de creación de sus obras más importantes con sus anhelos, rectificaciones y hallazgos. Cerca a estos, se encuentran retratos de mujeres ancianas y

embarazadas, estudios preparatorios para sus grandes lienzos y un conjunto de retratos femeninos, Más de mil dibujos que realizó a lo largo de su trayectoria artística llaman la atención por su inmediatez y espontaneidad, resultando todos ellos , la expresión más sincera del temperamento apasionado del artista. Estos dibujos le valieron en algún momento el apelativo del artista obsceno.  No obstante, los dibujos de Klimt son mucho más que una simple representación del profundo erotismo que se respiraba en los ambientes artísticos de Viena, debido ello, a que suponen una parte esencial de su producción.


Klimt, puso su atención también en las mujeres ancianas de cuerpos ajados, y en serie de dibujos hechos con extrema delicadeza, a mujeres embarazadas, algunas de las cuales remiten a su famoso lienzo Esperanza.


En otro de los apartados, las protagonistas, son mujeres sentadas con poses que denotan una fuerte libertad o libertinaje, prostitutas las cuales tomaba como modelos.
La mayor parte de la obra sobre papel está protagonizada por mujeres desnudas de pie o tumbadas, distantes y ensimismadas. Estas mujeres tratadas con finura, elegancia y buen gusto parecen sorprendida en su desnudez por el artista.


Klimt Viena, mujer y erotismo son elementos importantes en la Europa de finales del siglo XIX, en la que se producen unos cambios que se traducen en la eclosión o nacimiento del erotismo en toda la sociedad reflejado en el Art Nouveau. Ese erotismo marca el impulso de un mundo que está a punto de terminar. Un mundo artificioso y exquisito que tiene su ejemplo notable en el auge que experimentaría el mundo lésbico y homosexual.


Klimt fue el pintor de grandes temas; como la muerte, la vida, la mujer o el paso del tiempo. El artista vienés creador de un personajes femenino misterioso y distante, será el mismo que marcará los principios del siglo XX. Es conocido su interés por la iconografía femenina, y en particular su gusto por el erotismo.


Según algunos críticos, estos dibujos son consecuencia quizás del miedo a la castración del artista. Se trata, de un pintor que dedicó lo mejor de su arte a la mujer, que la pintó de múltiples formas, como mujer agresiva, como mujer fatal, como objeto del deseo, o en retratos privados de cuerpo e inteligencia. El estímulo ante la presencia femenina se confunde con el temor, aunque ello no significa que se descarten los intentos más o menos exitosos mas o menos fallidos , de poseer a una fémina.

 

Bibliografía
Fischer, Wolfgang Georg, Gustav Klimt1862-1918. New York: Koln Taschen, 1999.
Fliedl, Gottfried, 1948. Gustav Klimt, 1862-1918: el mundo con forma de mujer. New York: Koln Taschen, 1991.
Klimt, Gustav. 1862-1918: Drawings. New York: ( Exhibition) march- April 1970. The galerie St. Etiene.
1970.
Néret Gilles. Gustav Klimt & Emilie Floge: an artista and his muse. New York: Woodstock, Overlook Press, 1992.

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