Hay miradas que se funden en la piel del otro...
de ese hombre o de aquel
que me desea furioso hasta perder la calma...
que me moja desde lejos
como lluvia en primavera...
y lo sientes en tus senos, en todo el pecho
revoloteando como palomas locas...
cada vez que tú me piensas…
Como voces que se abrazan
haciéndose una sola voz.
o una polifonía de voces
o tal vez un eco...
desde la distancia y entre pisadas
sobre una hojarasca tendida frente a ti…
Pisadas que crujen
regresiones a otras instancias
que antes fueron nuestras
que terminaron en caricias falsas
porque no eres ciertamente
el hombre soñado.
La música de Jazz que suena
los cristales de vitrales en la calle Cristo
cientos de ventanas que separan nuestros rostros
vestigios de horas y palabras equivocadas.
en transparentes días de verano
perdida en la neblina inusitada de tus ojos.
Ocupo de nuevo el vacío
de tu cuerpo de estrellas...
me abrazo a tus delirios,
a tu fuego intenso , si es que aún enciendes...
como si la vida solo se resumiera
en un solo acto.
¡Vana ilusión la mía!
Doris Melo.
En el libro : En los labios de la lluvia.
2019
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