Noche mágica de luna llena,
no cuestiones mis andares voluptuosos
danza conmigo esta noche
al dulce ritmo de los tambores,
y como espuma silvestre
hazme risa de tus ciegas aguas,
sin leyes y sin adjetivos.
Arañando tus espacios
con una retahíla de propuestas,
en el silencio húmedo de las horas,
cayendo como sortilegios
ahóndate junto a mí...
sin rosarios ni letanías,
sin abrigar despedidas.
Permíteme hacer este viaje en silencio
taladrando lentamente
mis mármoles escondidos.
Tú, lenta sabedora del tiempo
preñada siempre de palabras huecas.
Embriágame de tu simiente,
desnochame de mis penas
y de mis tantas ausencias
¡Quítame esta sed de desierto!
Deshójame de este ayer sin distancias,
de adoquinadas calles que enlutan mis sentidos,
en el túnel sin fin de mi dolor.
¡Duele tanto esta oscuridad!
Culpa que no oculta la conciencia,
sombras improbables de este ahora
que se deshace en horas muertas
de soledad indefinida.
Doris Melo
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